Me desperté en una habitación que desconocía. Me levanté de una cama que tenía sabanas blancas y me asomé a la ventana: una pared de ladrillos alta. No podía ver qué había del otro lado, y cuando miré hacia abajo me mareé. Estaba en el piso de un edificio muy alto. Asomándome un poco más pude ver algo del edificio. Eran muchas ventanas iguales a las de la habitación en la que me encontraba.
Me volví hacia adentro y caminé por la habitación buscando. No sé realmente qué buscaba, pero lo que encontré fue un baño en el cual todo era blanco, los azulejos de las paredes y del piso, el lavatorio de pie y el inodoro. Me lavé la cara y tomé agua de la canilla. No había espejo. Cuando salí encontré otra puerta.
Un pasillo con piso de alfombra color gris y otras puertas iguales a la que acaba de abrir.
Estaba desesperada, no sabía quién era, dónde estaba, ni qué hacía ahí.
Al final del pasillo vi una puerta doble, negra y grande. Caminé hacia ella y cuando la abrí había muchas personas, como esperándome.
Me desperté.